El chico que quería emular a Buyo.


Los porteros son los grandes incomprendidos en los partidos de fútbol. Son los malos de la película porque todo el mundo que se concentra en el terreno de juego desea ver goles y ellos son los encargados de evitarlo.

Y hagan lo que hagan, siempre habrá alguien que no esté contento con su trabajo. Los del equipo rival, si su actuación ha sido tan sublime que ha evitado que le encajaran un gol. Los de su propio equipo, si su trabajo ha estado tan plagado de “cantadas” que han caído derrotados.

Por todo ello, su estabilidad emocional se tambalea y no es raro encontrar a grandes “locos” entre los cancerberos. Auténticos maestros de la actuación, reyes del escenario siempre dispuestos a salir bien en la foto adornándola con bellas palomitas para así pasar a la posteridad. En definitiva, ese tipo de gestos y actos que conectan con el público que, a fín de cuentas, son a los que se deben. Pero, el cliente siempre tiene razón y te los puedes camelar siendo un “palomitero” espectacular que, como falles más que una escopeta de ferias, pronto dejarán de tener tu favor.

Entre los entrañables “palomiteros” hay uno que para un chico siempre será su ídolo: Francisco Buyo. El principal portero que ha dado nunca Betanzos, nunca fue el mejor pero tampoco dejó indiferente a nadie. Estando él en el terreno de juego, se sabía que algo iba a pasar. Como mandan los cánones, su trayectoria no estuvo exenta de polémica y de momentos de auténtica locura (como olvidar su fingida agresión por parte de Futre).

Aunque en la forma de ser no se parecen en nada, ni siquiera en la manera de jugar al fútbol, este chico siempre lo tuvo presente aunque su estilo sobrio se aproximara más a Zubizarreta, el gran enemigo por aquella época de Buyo. Por él decidió ser portero…bueno por él y porque era muy malo con el balón en los pies. Su trayectoria no pasó de jugar en equipos de amigos en campeonatos de medio-pelo. Da igual, siempre supo que de eso no iba a vivir y el partido semanal colmaba sus aspiraciones futbolísticas.

Después de varios años jugando, de innumerables golpes y pequeñas lesiones, nunca pensó que en una jugada fortuita, sin peligro alguno y sin nadie de por medio, un mal giro iba a truncar su carrera y poner punto final a su modesta carrera futbolística. A veces, no eres tú quien te retira sino las circunstancias y la edad son las que dejan paso a las generaciones futuras. Si le pasó a un personaje tan idolatrado como Buyo, ¿cómo no le iba a ocurrir a un humilde imitador?

Comentarios

Unknown ha dicho que…
FELIZ AÑO PEDALIER!!!!!!!!!!!!!!! Ya tenía ganas de que se acabara el 2009...
haujavi ha dicho que…
Al menos no alargó su carrera como Abel, que hizo sufrir al Rayo con sus "actuaciones".